Con el fin de la guardería y la próxima entrada en el colegio, nos tocaba enfrentarnos a la retirada del pañal del Rubio.
Tengo que decir que él ya estaba más que preparado. Aguantaba mucho con el pañal seco y cuando lo hacia a veces se mojaba de la cantidad que echaba. Incluso antes de irnos a Londres ya decía que se lo quería quitar pero como aun hacia un poco de frío y, sinceramente, prefería esperar a llegar del viaje, pues lo conseguimos convencer que había que esperar un poco.
Con esto que os cuento, ya podéis imaginar que ha sido muy fácil tanto para él como para nosotros. Tan solo ha tenido un par de escapes o tres y, al revés que su hermano, no ha querido el orinal sino directamente reductor de wc y últimamente hasta hace pipí de pie.
Al igual que hicimos con El Pelirrojo (lo podéis recordar aquí y aquí) hemos usado cuentos y un sistema de recompensas de pegar estrellitas en un panel cada vez que hacía pipí o caca en el wc aunque si os digo la verdad lo que más ha servido es ver a su hermano sentarse en el baño. Con eso de que lo sigue a todas partes y quiere hacer lo mismo que él, lógicamente también quería imitarlo en esto y ser un niño mayor. El hecho de que haya elegido los calzoncillos que le han gustado también ha ayudado a que quiera ponérselos y dejar el pañal.
También hay que tener en cuenta la madurez del niño. Mi hijo ya tiene los tres años cumplidos y para esto no es lo mismo un niño nacido en enero que uno que haya nacido en diciembre porque veo a algunas madres y padres muy agobiados con el tema o con querer quitarlos antes de tiempo y el resultado es un desastre. Como os contaba en la entrada de arriba de como lo hicimos con el mayor, hay que esperar a ver una serie de señales que nos indican que el niño está preparado.
En resumen, en muy poco tiempo hemos tenido la operación pañal más que controlada y en parte es porque hemos sabido esperar cual era su momento y no forzar nada.
Y vosotros ¿estais también con la retirada del pañal? ¿Qué tal le fue a vuestros peques?
Besos!
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