Cuando nació el peque ya os conté como fue su llegada al mundo aquí. Os conté como rompí aguas, como llegamos al hospital y como todo iba muy bien hasta que me tuvieron que hacer una cesárea de urgencia por un desprendimiento de placenta. Como os decía el lunes, nadie está libre de que surjan complicaciones durante el parto (aunque no es lo normal eh! que tampoco quiero asustar a nadie!!!)
Cuando las constantes del bebé se vinieron abajo y no remontaba, la ginecóloga lo tuvo claro: había que hacer una cesárea de urgencia inmediatamente pero tengo que reconocer que delante mía todos se comportaron de manera tranquila sin ponerme nerviosa en ningún momento.
El anestesista, que ya no se separó de mi lado hasta que acabó la operación, me iba dando ánimos y diciendome que no pasaba nada y la matrona me decía que era una pena que acabara así con lo bien que iba todo.
Entramos en quirófano, me pasaron a la mesa de operaciones, pusieron la tela verde para que no viera lo que pasaba, me pusieron los brazos en cruz y los ataron por si había que colocar más vías (esto realmente me agobio un poco) y el anestesista se situó a mi lado, junto a mi cabeza y me decía que cualquier dolor o molestia se lo dijera para aumentar la dosis.
Cinco minutos después, el peque estaba fuera y no se si fue la ginecóloga o alguna enfermera me lo enseñó por encima de la tela verde nada más sacarlo para que pudiera verlo por primera vez.
Lo escuché llorar, e inmediatamente lo limpiaron y comprobaron que estaba todo bien en una cunita situada cerca de mi para que pudiera verlo todo.
La ginecóloga comprobó que la placenta se había desprendido y aunque el test de Apgar había dado la máxima puntuación, mandó llamar a un pediatra de urgencia para que le echara un vistazo porque decía que estaba muy blanco (realmente es muy blanquito pero su padre y yo también). Cuando este vino le hizo las comprobaciones allí mismo mientras yo lo veía y dijo que estaba todo bien.
Mientras acababan de operarme y coserme, una enfermera cogió al peque en brazos y me lo acercó. Lo puso entre mi pecho y la cabeza para que pudiera hablarle y besarle y cuando todo acabó y me volvieron a pasar a la cama lo pusieron a mi lado para que saliéramos juntos.
Abrieron un momento la puerta que separa la sala de espera de la maternidad para que nuestra familia pudiera vernos y le dijeron a mi chico que podía acompañarnos a la sala de recuperación.
Os prometo que después de hablar con madres que también han pasado por una cesárea no es lo mismo estar acompañada de tu pareja y tu hijo que pasar esas horas sola.
Allí mismo una enfermera ya me animo para que me lo pusiera al pecho y ella misma me enseñó como hacerlo. Después se lo llevaron un momento para administrarle las vacunas pero le dijeron a mi chico que si quería podía ir con ellos y a la vuelta ya venia el peque en brazos de su padre.
Subimos juntos a la habitación y los tres días que pase allí en ningún momento se lo llevaron sin que su padre o algún familiar fuera con ellos aunque fuera solo para bañarlo.
Cuando se pasa el efecto de la anestesia la herida duele (para que vamos a mentir) y la primera noche se pasa mal pero cada 4 horas venia una enfermera a meterme medicación el el gotero.
Por la mañana vinieron a curarme la herida y a lavarme. Me quitaron el suero y la medicación y ya me lo daban en pastillas.
También me animaron a levantarme pero realmente no lo conseguí hasta la tarde. A partir de ahí me turnaba entre la cama y el sillón y así se hacia más llevadero.
Todas las curas de la herida, la visita de la ginecóloga o del pediatra para ver al peque se hacían siempre en la habitación y así no había que moverse.
Como os decía el lunes vais a necesitar ayuda, así que no dudéis en pedirla. Tenéis que tener cuidado con la herida y habrá cosas que no podréis hacer pero tranquilas que en unos días os empezareis a encontrar mejor aunque seguramente hasta pasadas tres o cuatro semanas no os encontrareis recuperadas del todo.
En mi caso, como también había perdido mucha sangre tenia anemia y me cansaba muy fácilmente así que solo tenia fuerzas para ocuparme del peque y poco más. No sabéis como agradecí (y agradezco) que tanto mi chico como mi madre, mi hermana y mi suegra siempre estaban turnandose para no dejarme sola y ocuparse ellos de todo para que yo solo tuviera que estar pendiente del niño.
Y para no hacerme eterna, aquí acaba mi experiencia. Si queréis preguntarme cualquier otra cosa estaré encantada de responderos y si a alguien le sirve para tener una visión más tranquila y positiva de la cesárea pues mucho mejor!
Besos!
Cuando las constantes del bebé se vinieron abajo y no remontaba, la ginecóloga lo tuvo claro: había que hacer una cesárea de urgencia inmediatamente pero tengo que reconocer que delante mía todos se comportaron de manera tranquila sin ponerme nerviosa en ningún momento.
El anestesista, que ya no se separó de mi lado hasta que acabó la operación, me iba dando ánimos y diciendome que no pasaba nada y la matrona me decía que era una pena que acabara así con lo bien que iba todo.
Entramos en quirófano, me pasaron a la mesa de operaciones, pusieron la tela verde para que no viera lo que pasaba, me pusieron los brazos en cruz y los ataron por si había que colocar más vías (esto realmente me agobio un poco) y el anestesista se situó a mi lado, junto a mi cabeza y me decía que cualquier dolor o molestia se lo dijera para aumentar la dosis.
Cinco minutos después, el peque estaba fuera y no se si fue la ginecóloga o alguna enfermera me lo enseñó por encima de la tela verde nada más sacarlo para que pudiera verlo por primera vez.
Lo escuché llorar, e inmediatamente lo limpiaron y comprobaron que estaba todo bien en una cunita situada cerca de mi para que pudiera verlo todo.
La ginecóloga comprobó que la placenta se había desprendido y aunque el test de Apgar había dado la máxima puntuación, mandó llamar a un pediatra de urgencia para que le echara un vistazo porque decía que estaba muy blanco (realmente es muy blanquito pero su padre y yo también). Cuando este vino le hizo las comprobaciones allí mismo mientras yo lo veía y dijo que estaba todo bien.
Mientras acababan de operarme y coserme, una enfermera cogió al peque en brazos y me lo acercó. Lo puso entre mi pecho y la cabeza para que pudiera hablarle y besarle y cuando todo acabó y me volvieron a pasar a la cama lo pusieron a mi lado para que saliéramos juntos.
Abrieron un momento la puerta que separa la sala de espera de la maternidad para que nuestra familia pudiera vernos y le dijeron a mi chico que podía acompañarnos a la sala de recuperación.
Os prometo que después de hablar con madres que también han pasado por una cesárea no es lo mismo estar acompañada de tu pareja y tu hijo que pasar esas horas sola.
Allí mismo una enfermera ya me animo para que me lo pusiera al pecho y ella misma me enseñó como hacerlo. Después se lo llevaron un momento para administrarle las vacunas pero le dijeron a mi chico que si quería podía ir con ellos y a la vuelta ya venia el peque en brazos de su padre.
Subimos juntos a la habitación y los tres días que pase allí en ningún momento se lo llevaron sin que su padre o algún familiar fuera con ellos aunque fuera solo para bañarlo.
Cuando se pasa el efecto de la anestesia la herida duele (para que vamos a mentir) y la primera noche se pasa mal pero cada 4 horas venia una enfermera a meterme medicación el el gotero.
Por la mañana vinieron a curarme la herida y a lavarme. Me quitaron el suero y la medicación y ya me lo daban en pastillas.
También me animaron a levantarme pero realmente no lo conseguí hasta la tarde. A partir de ahí me turnaba entre la cama y el sillón y así se hacia más llevadero.
Todas las curas de la herida, la visita de la ginecóloga o del pediatra para ver al peque se hacían siempre en la habitación y así no había que moverse.
Como os decía el lunes vais a necesitar ayuda, así que no dudéis en pedirla. Tenéis que tener cuidado con la herida y habrá cosas que no podréis hacer pero tranquilas que en unos días os empezareis a encontrar mejor aunque seguramente hasta pasadas tres o cuatro semanas no os encontrareis recuperadas del todo.
En mi caso, como también había perdido mucha sangre tenia anemia y me cansaba muy fácilmente así que solo tenia fuerzas para ocuparme del peque y poco más. No sabéis como agradecí (y agradezco) que tanto mi chico como mi madre, mi hermana y mi suegra siempre estaban turnandose para no dejarme sola y ocuparse ellos de todo para que yo solo tuviera que estar pendiente del niño.
Y para no hacerme eterna, aquí acaba mi experiencia. Si queréis preguntarme cualquier otra cosa estaré encantada de responderos y si a alguien le sirve para tener una visión más tranquila y positiva de la cesárea pues mucho mejor!
Besos!
Gracias Maria por hacer que este tema tan temido, sea un poco menos tabú!
ResponderEliminarBesos
Gracias a ti! Aunque por supuesto me hubiera encantado parir de forma natural, me sentí muy acompañada y respetada en todo momento y creo que así deberían ser todas.
EliminarBesos!